Fuente: Correo 13/10/08
Denuncian al MP abuso de policías
Agredieron a civiles al realizar un recorrido por las calles, acusa
Por: Elihu Ojeda
GUANAJUATO.- La "Barredora Policiaca" reapareció nuevamente entre las 4 y 5 de la madrugada de este domingo en las calles de la capital del estado, y con ella el abuso de autoridad por parte de quienes la integran.
Cientos de policías locales, estatales y federales, todos ellos armados y protegidos contra cualquier agresión que puedan recibir, no por parte de sicarios de ‘La Familia’ o del ‘Cártel del Golfo’, sino de simples trasnochados visitantes del FIC.
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Al menos ayer un joven presentó denuncia ante el Ministerio Público por abuso de autoridad, luego de haber sido agredido durante la aplicación de "La Barredora".
Según testigos, de quienes este medio se reserva sus nombres, la madrugada de ayer alrededor de las 4:30 horas, una ola de policías a pie, en motos, en patrullas y algunos acompañados con perros, venían barriendo la avenida principal del centro de la ciudad (desde el Callejón del Campanero hasta el Mercado Hidalgo).
Tal como si se tratara de una escoba humana, los uniformados arremetieron en contra de toda persona que se encontraba a esas horas en la calle.
Sin dar una explicación, los policías llegaban y empujaban a los ciudadanos indicándoles a gritos que caminaran; algunos afectados preguntaban los motivos de esa agresión, a lo que los elementos sólo respondían con aventones.
vulgar demostración de poder
Un joven afectado, relató que él, acompañado por una pareja de novios, acababan de salir de cenar de un local ubicado en la plazuela de Los Ángeles, cuando vio venir la "ola de policías" y al frente de éstos un centenar de personas extrañadas por la situación.
El quejoso decidió esperar a que pasara el contingente, unas doscientas personas entre policías y civiles, pero en ese momento, dice, una mujer policía lo empujó y le exigió a gritos que caminara junto con sus dos compañeros.
orden a la que obedeció.
Entre la ola humana se perdió de sus dos amigos, quienes iban del otro lado de la acera; ya cuando logró ubicarlos, el joven trató de acercarse a ellos, pero en su travesía, la mujer policía le empezó a gritar "suéltame, no me golpees" por lo que tres uniformados más se abalanzaron contra él.
Lo tiraron al suelo y, ya ahí –dice-, "no sabía qué pasaba, me doblaron los brazos y la cabeza, sometiéndome, de hecho la cara de un perro quedó justo a la altura de mis rostro, por lo que yo me asuste más".
La mujer policía seguía gritando que la soltara y que no la golpeara, a sabiendas de que el joven estaba sometido por los uniformados. Segundo después, fue liberado y empujado para que siguiera caminando.
El joven decidió ir al Ministerio Público para denunciar el hecho, presentó la denuncia, pero no le fue entregado un sólo comprobante por esta acción, que califica como un acto de abuso de poder por parte de la mujer policía y de coartar su derecho al libre tránsito en la ciudad.
Afuera de Barandilla, unos cien civiles estaban indignados por los actos de violencia que minutos atrás habían vivido. Algunos decían "no sé por qué me tienen aquí, yo estaba cenando en unos hot dogs".
Más tarde llegó a Barandilla la mujer policía en cuestión, de quien no se tiene confirmada su identidad, y de una manera "prepotente y salvaje", agredía a cuanto civil se le pusiera enfrente.
Algunas víctimas trataron de tomar foto o video de lo sucedido, pero la mujer policía les gritaba que no grabaran ni tomaran foto, incluso trató de quitarle los celulares a varios.
Una joven le pedía a la mujer policía que le devolviera su celular, pero ésta última arremetió en su contra y la abalanzó contra la pared, indicándole que se callara.
Más tarde los jóvenes ingresados a los separos iban saliendo del lugar tras pagar una fianza de 300 pesos.
Así el tiempo transcurría y los ánimos se fueron bajando, por lo que muchos decidieron irse del lugar después de la nula respuesta recibida tras cuestionar el por qué del sometimiento físico.
Cientos de policías locales, estatales y federales, todos ellos armados y protegidos contra cualquier agresión que puedan recibir, no por parte de sicarios de ‘La Familia’ o del ‘Cártel del Golfo’, sino de simples trasnochados visitantes del FIC.
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Al menos ayer un joven presentó denuncia ante el Ministerio Público por abuso de autoridad, luego de haber sido agredido durante la aplicación de "La Barredora".
Según testigos, de quienes este medio se reserva sus nombres, la madrugada de ayer alrededor de las 4:30 horas, una ola de policías a pie, en motos, en patrullas y algunos acompañados con perros, venían barriendo la avenida principal del centro de la ciudad (desde el Callejón del Campanero hasta el Mercado Hidalgo).
Tal como si se tratara de una escoba humana, los uniformados arremetieron en contra de toda persona que se encontraba a esas horas en la calle.
Sin dar una explicación, los policías llegaban y empujaban a los ciudadanos indicándoles a gritos que caminaran; algunos afectados preguntaban los motivos de esa agresión, a lo que los elementos sólo respondían con aventones.
vulgar demostración de poder
Un joven afectado, relató que él, acompañado por una pareja de novios, acababan de salir de cenar de un local ubicado en la plazuela de Los Ángeles, cuando vio venir la "ola de policías" y al frente de éstos un centenar de personas extrañadas por la situación.
El quejoso decidió esperar a que pasara el contingente, unas doscientas personas entre policías y civiles, pero en ese momento, dice, una mujer policía lo empujó y le exigió a gritos que caminara junto con sus dos compañeros.
orden a la que obedeció.
Entre la ola humana se perdió de sus dos amigos, quienes iban del otro lado de la acera; ya cuando logró ubicarlos, el joven trató de acercarse a ellos, pero en su travesía, la mujer policía le empezó a gritar "suéltame, no me golpees" por lo que tres uniformados más se abalanzaron contra él.
Lo tiraron al suelo y, ya ahí –dice-, "no sabía qué pasaba, me doblaron los brazos y la cabeza, sometiéndome, de hecho la cara de un perro quedó justo a la altura de mis rostro, por lo que yo me asuste más".
La mujer policía seguía gritando que la soltara y que no la golpeara, a sabiendas de que el joven estaba sometido por los uniformados. Segundo después, fue liberado y empujado para que siguiera caminando.
El joven decidió ir al Ministerio Público para denunciar el hecho, presentó la denuncia, pero no le fue entregado un sólo comprobante por esta acción, que califica como un acto de abuso de poder por parte de la mujer policía y de coartar su derecho al libre tránsito en la ciudad.
Afuera de Barandilla, unos cien civiles estaban indignados por los actos de violencia que minutos atrás habían vivido. Algunos decían "no sé por qué me tienen aquí, yo estaba cenando en unos hot dogs".
Más tarde llegó a Barandilla la mujer policía en cuestión, de quien no se tiene confirmada su identidad, y de una manera "prepotente y salvaje", agredía a cuanto civil se le pusiera enfrente.
Algunas víctimas trataron de tomar foto o video de lo sucedido, pero la mujer policía les gritaba que no grabaran ni tomaran foto, incluso trató de quitarle los celulares a varios.
Una joven le pedía a la mujer policía que le devolviera su celular, pero ésta última arremetió en su contra y la abalanzó contra la pared, indicándole que se callara.
Más tarde los jóvenes ingresados a los separos iban saliendo del lugar tras pagar una fianza de 300 pesos.
Así el tiempo transcurría y los ánimos se fueron bajando, por lo que muchos decidieron irse del lugar después de la nula respuesta recibida tras cuestionar el por qué del sometimiento físico.