Si no podemos estar en la manifestacion frente a la embajada española por la distancia por el trabajo por estar en provincia por la vida diaria, sepan que todo el pais esta ahi con ustedes que estan presentes. Aqui el pensamiento de dos ciudadanos que se tomaron la molestia de expresar lo que muchos pensamos.
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Fuente: La Jornada 02/08/08
El Correo Ilustrado
Expresa indignación ante intenciones expoliadoras
Leo las declaraciones de la vicepresidenta de España, María Teresa Fernández de la Vega, y no puedo sino manifestar mi indignación.
España parece olvidar que México es un país independiente desde 1821; los gobiernos recientes de nuestro país han contribuido a ese olvido.
Por tres siglos, la monarquía peninsular extrajo plata, oro, grana; el trabajo esclavo indígena fue otra fuente inagotable de ingresos. Por la explotación, entre otras cosas, la población indígena disminuyó en millones; el historiador George Baudot considera que entonces tuvo lugar el genocidio más grande de la historia de la humanidad.
Se dirá que no hay que abrir antiguas heridas. La actitud de España frente a México en los últimos años hace imposible olvidar ese pasado.
Y mejor no olvidarlo, si no queremos ir a dar de nuevo a las manos de la España explotadora. Muy distinta de la España del exilio, esa que en 1939 llegó generosa y permitió, entonces sí, mitigar la herida insoslayable que representan la conquista y la colonización.
Las consecuencias de esos hechos históricos están a la vista: un gobierno socialista (¡!) que vuela en círculos sobre los pozos petroleros relamiéndose, y un gobierno que recuerda a aquellos caciques indígenas que, a diferencia de los que murieron en la guerra, renegaron de sí mismos y vendieron a su gente para tener el “privilegio” de montar un caballo o vestirse a la usanza española. Frente a ellos no queda sino la dignidad de la resistencia de ayer y de hoy.
Cristina Barros
Leo las declaraciones de la vicepresidenta de España, María Teresa Fernández de la Vega, y no puedo sino manifestar mi indignación.
España parece olvidar que México es un país independiente desde 1821; los gobiernos recientes de nuestro país han contribuido a ese olvido.
Por tres siglos, la monarquía peninsular extrajo plata, oro, grana; el trabajo esclavo indígena fue otra fuente inagotable de ingresos. Por la explotación, entre otras cosas, la población indígena disminuyó en millones; el historiador George Baudot considera que entonces tuvo lugar el genocidio más grande de la historia de la humanidad.
Se dirá que no hay que abrir antiguas heridas. La actitud de España frente a México en los últimos años hace imposible olvidar ese pasado.
Y mejor no olvidarlo, si no queremos ir a dar de nuevo a las manos de la España explotadora. Muy distinta de la España del exilio, esa que en 1939 llegó generosa y permitió, entonces sí, mitigar la herida insoslayable que representan la conquista y la colonización.
Las consecuencias de esos hechos históricos están a la vista: un gobierno socialista (¡!) que vuela en círculos sobre los pozos petroleros relamiéndose, y un gobierno que recuerda a aquellos caciques indígenas que, a diferencia de los que murieron en la guerra, renegaron de sí mismos y vendieron a su gente para tener el “privilegio” de montar un caballo o vestirse a la usanza española. Frente a ellos no queda sino la dignidad de la resistencia de ayer y de hoy.
Cristina Barros
Fuente: La Jornada 06/08/08
El Correo Ilustrado
Deplora intromisiones de vicepresidenta española
Siento vergüenza al leer las declaraciones de la vicepresidenta del gobierno español al llegar a nuestro país. Sin ningún pudor declara que espera que pronto se hagan cambios a nuestra Constitución para poder seguir haciendo mejores negocios.
Aquí nadie protesta por su descarada intromisión en asuntos de política interna. Como tampoco nadie protestó cuando el ex presidente José María Aznar vino a apoyar abiertamente el arranque de la campaña de Felipe Calderón.
Para nosotros, mexicanos, no hay diferencia entre los gobiernos de España, sean éstos “populares” o “socialistas”. Ambos nos tratan con el mismo desprecio. Y los gobiernos panistas lo permiten, porque no ven más allá de los negocios que hacen a través del señor Mouriño.
¿En dónde esta la dignidad, aquella que por más de 40 años mantuvo nuestro gobierno con la traicionada República Española?
A pesar de los pragmatismos políticos neoliberales, tenemos memoria. Tan indeseable como Calderón –“haiga sido como haiga sido”– nos es la presencia de la señora Fernández de la Vega.
Carlos Pellicer López
Siento vergüenza al leer las declaraciones de la vicepresidenta del gobierno español al llegar a nuestro país. Sin ningún pudor declara que espera que pronto se hagan cambios a nuestra Constitución para poder seguir haciendo mejores negocios.
Aquí nadie protesta por su descarada intromisión en asuntos de política interna. Como tampoco nadie protestó cuando el ex presidente José María Aznar vino a apoyar abiertamente el arranque de la campaña de Felipe Calderón.
Para nosotros, mexicanos, no hay diferencia entre los gobiernos de España, sean éstos “populares” o “socialistas”. Ambos nos tratan con el mismo desprecio. Y los gobiernos panistas lo permiten, porque no ven más allá de los negocios que hacen a través del señor Mouriño.
¿En dónde esta la dignidad, aquella que por más de 40 años mantuvo nuestro gobierno con la traicionada República Española?
A pesar de los pragmatismos políticos neoliberales, tenemos memoria. Tan indeseable como Calderón –“haiga sido como haiga sido”– nos es la presencia de la señora Fernández de la Vega.
Carlos Pellicer López