Eugenia León y Lila Donws, entre los participantes en el Teatro de la Ciudad
Amigos y GDF rinden homenaje a Chavela Vargas, quien da voz al dolor y al gozo
En el escenario, Monsiváis cuenta anécdotas de la leyenda negra que se ha ido blanqueando
Tania Molina Ramírez
“Para los males del cuerpo, tenemos los doctores… para los males del corazón y del alma, tenemos a Chavela Vargas”, dijo Lila Downs antes de interpretar Paloma Negra y mostrar porqué la misma Chavela la considera su sucesora.
Al finalizar la canción, Downs se acercó a la homenajeada, quien iba en silla de ruedas, se agachó, tomó su mano y la besó.
La formalidad que potencialmente podría haber tenido la ceremonia organizada por el Gobierno del Distrito Federal (GDF) –y que a momentos tuvo– fue rescatada por los artistas, todos ellos endeudados, como expresó Eugenia León, con la intérprete que ha dado voz al dolor y al gozo, es decir, a la vida misma.
En el Teatro de la Ciudad, lleno a tope, Chavela, de lentes oscuros, estaba ahí como una diosa, una reina –como la llamó Miguel Bosé en un mensaje enviado por video–, viendo cómo los artistas subian al escenario para decirle, cada uno a su manera, lo que ha significado en sus vidas.
Ahí estaban Astrid Hadad, La Negra Chagras, Julieta Venegas, Fernando del Castillo, Mario Ávila y Alaska, además de Eugenia León y Lila Downs.
Jimena Giménez Cacho interpretó una pieza compuesta por Marcela Rodríguez, inspirada en La Paloma, la cual se estrenó esta noche.
En el escenario, su amigo escritor Carlos Monsiváis, sentado en un sillón a su lado, contaba anécdotas sobre los ayeres de la ciudad de México, sobre los amigos de Chavela, como José Alfredo Jiménez. De ella, contó que la primera vez que la vio fue en el velorio de Frida Kahlo. Y dijo que su leyenda negra, que el tiempo ha ido blanqueando, a tal nivel que pronto será un ser angelical.
Curiosamente, la presentadora, la actriz Patricia Reyes Espíndola, lo confirmó al decir que Chavela fue una vieja borracha (palabras de la propia cantante), para ahora volverse una divina briaga.
Entre canciones y plática, sobre la pantalla de fondo pasaban imágenes de la ciudad de México de hace décadas, de Chavela contando recuerdos, de gente que la conoce, como Paloma, viuda de José Alfredo Jiménez, Blanche Petrich y Carmen Aristegui, y de sus amigos artistas enviando saludos: Pedro Almodóvar, Joaquín Sabina, Concha Buika, Miguel Bosé y Martirio, entre muchos otros.
Al inicio del festejo, el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, acompañado por la titular de la Secretaría de Cultura del Distrito Federal, Elena Cepeda, entregó a la intérprete la medalla de ciudadana distinguida.
Los organizadores anunciaron que arrancó el sitio electrónico: www.chavelavargas.org.
La noche culminó con todos los artistas, los amigos de Chavela, a su alrededor, entonando Las Mañanitas con motivo de sus 90 años, y ella, finalmente, también cantando.
Chavela, al final, cantó a susurros, Volver. Y esos susurros fueron suficientes para inundar el teatro entero.
Amigos y GDF rinden homenaje a Chavela Vargas, quien da voz al dolor y al gozo
En el escenario, Monsiváis cuenta anécdotas de la leyenda negra que se ha ido blanqueando
Tania Molina Ramírez
“Para los males del cuerpo, tenemos los doctores… para los males del corazón y del alma, tenemos a Chavela Vargas”, dijo Lila Downs antes de interpretar Paloma Negra y mostrar porqué la misma Chavela la considera su sucesora.
Al finalizar la canción, Downs se acercó a la homenajeada, quien iba en silla de ruedas, se agachó, tomó su mano y la besó.
La formalidad que potencialmente podría haber tenido la ceremonia organizada por el Gobierno del Distrito Federal (GDF) –y que a momentos tuvo– fue rescatada por los artistas, todos ellos endeudados, como expresó Eugenia León, con la intérprete que ha dado voz al dolor y al gozo, es decir, a la vida misma.
En el Teatro de la Ciudad, lleno a tope, Chavela, de lentes oscuros, estaba ahí como una diosa, una reina –como la llamó Miguel Bosé en un mensaje enviado por video–, viendo cómo los artistas subian al escenario para decirle, cada uno a su manera, lo que ha significado en sus vidas.
Ahí estaban Astrid Hadad, La Negra Chagras, Julieta Venegas, Fernando del Castillo, Mario Ávila y Alaska, además de Eugenia León y Lila Downs.
Jimena Giménez Cacho interpretó una pieza compuesta por Marcela Rodríguez, inspirada en La Paloma, la cual se estrenó esta noche.
En el escenario, su amigo escritor Carlos Monsiváis, sentado en un sillón a su lado, contaba anécdotas sobre los ayeres de la ciudad de México, sobre los amigos de Chavela, como José Alfredo Jiménez. De ella, contó que la primera vez que la vio fue en el velorio de Frida Kahlo. Y dijo que su leyenda negra, que el tiempo ha ido blanqueando, a tal nivel que pronto será un ser angelical.
Curiosamente, la presentadora, la actriz Patricia Reyes Espíndola, lo confirmó al decir que Chavela fue una vieja borracha (palabras de la propia cantante), para ahora volverse una divina briaga.
Entre canciones y plática, sobre la pantalla de fondo pasaban imágenes de la ciudad de México de hace décadas, de Chavela contando recuerdos, de gente que la conoce, como Paloma, viuda de José Alfredo Jiménez, Blanche Petrich y Carmen Aristegui, y de sus amigos artistas enviando saludos: Pedro Almodóvar, Joaquín Sabina, Concha Buika, Miguel Bosé y Martirio, entre muchos otros.
Al inicio del festejo, el jefe de Gobierno del Distrito Federal, Marcelo Ebrard, acompañado por la titular de la Secretaría de Cultura del Distrito Federal, Elena Cepeda, entregó a la intérprete la medalla de ciudadana distinguida.
Los organizadores anunciaron que arrancó el sitio electrónico: www.chavelavargas.org.
La noche culminó con todos los artistas, los amigos de Chavela, a su alrededor, entonando Las Mañanitas con motivo de sus 90 años, y ella, finalmente, también cantando.
Chavela, al final, cantó a susurros, Volver. Y esos susurros fueron suficientes para inundar el teatro entero.
"Pa’ los males del cuerpo, doctores. Pa’ los males de la cabeza, la confesión.
Pero para el alma y el corazón, doña Chavela".
Lila Downs, cantante
"Has enriquecido mi vida en muchos aspectos.
No sé cómo agradecerte... aunque yo sé que tú no pides nada".
Pedro Almodóvar, cineasta español
Pero para el alma y el corazón, doña Chavela".
Lila Downs, cantante
"Has enriquecido mi vida en muchos aspectos.
No sé cómo agradecerte... aunque yo sé que tú no pides nada".
Pedro Almodóvar, cineasta español
MÉXICO, D.F. En el homenaje a Chavela Vargas no hubo tiempo para las lágrimas, aunque como dice el verso final de "La Llorona", una de sus canciones más famosas, todos querían más.
Vargas recibe la Medalla al Ciudadano Distinguido de la capital mexicana.
Rodeada de amigos que la llamaban diosa, inspiración, ejemplo, fortaleza o amiga, la cantante costarricense mexicana celebró sus 90 años y su Medalla al Ciudadano Distinguido de la capital mexicana.
"Estoy en silla de ruedas pero así no me voy a quedar. Les prometo que dentro de dos meses ya camino. Esto fue un paréntesis muy casual", señaló con esa potencia de espíritu que la ha caracterizado durante su trayectoria y dando una sensación de que el homenaje no equivalía a un adiós a los escenarios.
"Ahora quisiera decirles que los quiero mucho, muchísimo. Que el público hace al artista. Nosotros damos mucho y ustedes nos completan el resto con aplausos y cariño... Así hice mi carrera y llegué a los 90 años", declaró ante un público que se deshacía en aplausos en una ovación que se extendió por varios minutos y que provocó que el telón del Teatro de la Ciudad se abriera continuamente.
Los artistas que la acompañaron en el homenaje se juntaron para cantarle "Las Mañanitas" y Vargas entonó sola los versos finales del tema. Lo mismo hicieron con el famoso "Volver, Volver", que cayó como promesa sobre los asistentes que, además de hacerle coro, no paraban de aplaudirle.
En una de muchas entrevistas grabadas en años anteriores la intérprete destacó que los artistas "sostenemos un poquito al mundo, le damos un poquito de esperanza y (nos ganamos) que nos quieran".
Aunque algunos amigos entrañables no pudieron acompañarla físicamente, le enviaron palabras por medio de mensajes grabados. Así, el director español Pedro Almodóvar contó que una vez Vargas se arrodilló en cierto escenario y besó el piso y que luego se enteró de que el gesto se debió a que en el mismo lugar solía cantar la legendaria Edith Piaf y Vargas quería rendirle honor.
Miguel Bosé también declaró por medio de un mensaje grabado que "ya era hora" de que Vargas recibiera este tipo de homenaje.
De la misma forma Joaquín Sabina, quien le escribió el tema "Por el Boulevard de los Sueños Rotos", bromeó que "quién se iba a imaginar que algún día íbamos a ser declarados ciudadanos distinguidos" de algún lugar.
Luego le propuso: "Sigo soltero esperando que te cases conmigo".
Durante el recital Lila Downs, a quien hace dos años la misma Vargas declaró heredera de su legado y la designó como responsable de continuar su tradición, ofreció una magnífica interpretación de "Paloma Negra" acompañada por una guitarra que ella tocó y por un arpa.
Julieta Venegas, quien cantó "Las Ciudades", abrió las palmas de las manos y con algo de timidez expresó su amor por Vargas y agradeció su "pasión y entrega, y por tocar nuestras vidas con tu canto".
El cronista Carlos Monsiváis relató anécdotas de cómo la cantante iba a los bares en la década de los 60 acompañada de su guitarra o de su pistola al cinto, "porque en aquella época eran intercambiables".
Vargas recibe la Medalla al Ciudadano Distinguido de la capital mexicana.
Rodeada de amigos que la llamaban diosa, inspiración, ejemplo, fortaleza o amiga, la cantante costarricense mexicana celebró sus 90 años y su Medalla al Ciudadano Distinguido de la capital mexicana.
"Estoy en silla de ruedas pero así no me voy a quedar. Les prometo que dentro de dos meses ya camino. Esto fue un paréntesis muy casual", señaló con esa potencia de espíritu que la ha caracterizado durante su trayectoria y dando una sensación de que el homenaje no equivalía a un adiós a los escenarios.
"Ahora quisiera decirles que los quiero mucho, muchísimo. Que el público hace al artista. Nosotros damos mucho y ustedes nos completan el resto con aplausos y cariño... Así hice mi carrera y llegué a los 90 años", declaró ante un público que se deshacía en aplausos en una ovación que se extendió por varios minutos y que provocó que el telón del Teatro de la Ciudad se abriera continuamente.
Los artistas que la acompañaron en el homenaje se juntaron para cantarle "Las Mañanitas" y Vargas entonó sola los versos finales del tema. Lo mismo hicieron con el famoso "Volver, Volver", que cayó como promesa sobre los asistentes que, además de hacerle coro, no paraban de aplaudirle.
En una de muchas entrevistas grabadas en años anteriores la intérprete destacó que los artistas "sostenemos un poquito al mundo, le damos un poquito de esperanza y (nos ganamos) que nos quieran".
Aunque algunos amigos entrañables no pudieron acompañarla físicamente, le enviaron palabras por medio de mensajes grabados. Así, el director español Pedro Almodóvar contó que una vez Vargas se arrodilló en cierto escenario y besó el piso y que luego se enteró de que el gesto se debió a que en el mismo lugar solía cantar la legendaria Edith Piaf y Vargas quería rendirle honor.
Miguel Bosé también declaró por medio de un mensaje grabado que "ya era hora" de que Vargas recibiera este tipo de homenaje.
De la misma forma Joaquín Sabina, quien le escribió el tema "Por el Boulevard de los Sueños Rotos", bromeó que "quién se iba a imaginar que algún día íbamos a ser declarados ciudadanos distinguidos" de algún lugar.
Luego le propuso: "Sigo soltero esperando que te cases conmigo".
Durante el recital Lila Downs, a quien hace dos años la misma Vargas declaró heredera de su legado y la designó como responsable de continuar su tradición, ofreció una magnífica interpretación de "Paloma Negra" acompañada por una guitarra que ella tocó y por un arpa.
Julieta Venegas, quien cantó "Las Ciudades", abrió las palmas de las manos y con algo de timidez expresó su amor por Vargas y agradeció su "pasión y entrega, y por tocar nuestras vidas con tu canto".
El cronista Carlos Monsiváis relató anécdotas de cómo la cantante iba a los bares en la década de los 60 acompañada de su guitarra o de su pistola al cinto, "porque en aquella época eran intercambiables".