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ENTRE EL PÁSMO Y LA UTOPÍA: Los jóvenes mexicanos ante la política

Mucho se ha dicho sobre el desinterés de la juventud hacia la política, pero ello es un mito producto de un enfoque reduccionista de la participación ciudadana a lo electoral, puesto que interactuamos con la esfera de lo político de muchas maneras dentro de las cuales están contempladas tanto las organizaciones no partidistas como el abstencionismo electoral, que en esencia es una crítica al poder.

Primeramente tendríamos que glosar brevemente la cultura política mexicana -la manera en que conceptualizamos y nos relacionamos con el poder- la cual se desprende directamente de los procesos de transformación económicos y políticos por los que México ha pasado a lo largo de su historia como nación. Pero la cultura política también depende de la manera en que esos sucesos son interpretados tanto por los diferentes sectores sociales, como por los individuos que los constituyen.

En términos generales, el ciudadano mexicano es un sujeto políticamente pasivo: simplemente no le es creíble que pueda incidir en el desempeño de los poderes constituidos. Si bien le es claro que deben limpiarse de la voracidad por el erario público, percibe que éstos son garantes de la estabilidad social y no contempla la posibilidad de cambiarlos radicalmente, ni siquiera cree tener esa capacidad. Considera que su papel como actor político se limita a sufragar por un partido, pues formarse una opinión coyuntural y dirigirse a la casilla, son acciones que no implican mucho esfuerzo y al menos hasta el 1ro de julio pasado, parecía ser ideal para premiar "al menos malo" o castigar "al que no funcionó"; mecanismo que hipotéticamente nos llevaría paulatinamente a la erradicación de la reiterada corrupción de los políticos.

Enmarcados en ese perfil, quienes oscilamos entre los 12 y los 30 años (rango demográfico convencional para juventud) no conocemos el auge económico y participamos de la gradual descomposición del tejido social derivada del creciente empobrecimiento, pues un gran sector de la población económicamente activa vive al día y debe competir por un número limitado de fuentes de ingreso. En consecuencia, padecemos una crisis de identidad social y carecemos de confianza en la posibilidad de acceder a una vida digna con estabilidad patrimonial.

Para los que pudimos sufragar desde el 2000 -sobre todo aquellos creyentes en la falacia del "cambio"-, vimos el exceso de mercadotecnia electorera de la campaña de 2003, así como los actos de corrupción exhibidos hasta el cansancio por los medios masivos de comunicación entre 2004 y 2006, donde ninguno de los partidos salió bien librado, dicha crisis es más acusada, generándonos la sensación de que la clase política es irremediablemente mezquina y carece de respuestas a nuestras necesidades como grupo social, pues sólo está interesada en lucrar con los bienes públicos.

Esta conclusión generalizada, es el móvil de las actitudes políticas juveniles ante un poder percibido como déspota y autoritario. Serán entonces la pasividad política y el activismo las dos principales actitudes tomadas indistintamente tanto por sufragantes como por abstencionistas.
Los jóvenes básicamente demandamos oportunidades de independencia económica, ascenso social y libertad de expresión (la cual abarca el cese de la discriminación por apariencia, el libre ejercicio de las ideas y la demanda de espacios dónde ejercer nuestro derecho a lo lúdico sin presencia policíaca, percibida como un refrendo de exclusión y rechazo y no como garante de la seguridad), pero en la esfera política local, no vemos interés por cubrir estas demandas e incluso en cuanto a la libertad de expresión, vemos que la tendencia es francamente contraria. Ante esta situación, optamos ya sea por revertirla mediante la participación política o por la pasividad social. Ambas posturas abrevan de la crisis de identidad social.

Es decir, quienes optan por la pasividad, generalmente se perciben aislados y ni siquiera contemplan la posibilidad de asociarse con otros para incidir en los procesos políticos de su comunidad, mientras que quienes pretenden el cambio, tienen la noción de construir nuevas identidades, buscando con ello, constituir grupos encaminados a servir de contrapeso a las políticas institucionales. Cuando esta situación es extrapolada a la esfera de lo nacional, nos encontramos ante una gama de actitudes políticas que van del pasmo a la utopía y que estarán igualmente determinadas por la búsqueda de satisfactores individuales inmediatos (pasividad política) o por la inquietud de construir una nueva identidad colectiva (activismo político).
Los pasivos políticos serán quienes piensan que "votar no sirve, no cambiará nada" pero también quienes consideran que sufragar es una obligación y la única manera de expresión política y por ello votan "por el menos malo". Expresión meramente individual y tendiente a conservar lo escaso que se tenga, antes que apostarle a la búsqueda del bien común, el cual no es relacionado con una mejora de la situación socioeconómica particular.

Un número menor promueve el cambio profundo de las estructuras de poder, considera que es necesario trabajar con otros para acceder a una mejor calidad de vida y recurre a la colectivización: entre ellos los sufragantes lo harán considerando que "no todos los políticos son corruptos" y que abstenerse de votar es darle paso franco a las corruptelas del poder; los jóvenes militantes en algún partido buscarán ganar espacios en éstos. Algunas corrientes con amplias simpatías juveniles, pugnan por la construcción de nuevas identidades globales mediante el derrocamiento de las estructuras de poder vigentes.

En todas estas posturas encontraremos distintos niveles de información política: del pasmo al sufragio pasivo, lo que predomina es la información coyuntural y descontextualizada proveniente de los medios masivos de comunicación, quienes promueven el concepto de "joven" como un personaje demandante de artículos de moda, música, alcohol y sexo. Es decir, de satisfactores personales e inmediatos, haciéndonos parecer que la definición del derrotero nacional a largo plazo -el sentido redondo de política-, no es de nuestra incumbencia. Como resultado vemos que la mayor parte de las opiniones de jóvenes votantes al respecto de sus filias o fobias electorales, no pasan del nivel de reflexión superflua y de frases prefabricadas por los medios masivos de comunicación.

Entre quienes participan en movimientos políticos electorales o hacen activismo en organizaciones netamente ciudadanas (incluidas las que promueven el rechazo al sistema de partidos), la información política viene de más fuentes, principalmente el periodismo de análisis crítico escrito y tiene como marco referencial un cierto grado de acercamiento a la historia nacional pasada y reciente e incluso llega a abarcar el manejo de textos geopolíticos: la información con que se cuenta no es contingente. Sin embargo, entre algunos de quienes están por la supresión de todas las estructuras de poder, dicha información es sobredimensionada cayendo en prácticas utópicas, que a la postre llevan al individuo a la pasividad política.

A nadie escapa que México se encuentra ante uno de los períodos políticos más críticos de su historia: nos debatimos entre la permanencia de un modelo empobrecedor que apuesta por la ruptura del tejido social a fin de poder seguir concentrando la mayor parte de la riqueza en manos de pocos, y la búsqueda del cambio de rumbo económico a través de la construcción de una nueva identidad nacional diametralmente opuesta a la dictada el poder.

Quienes iniciamos nuestra etapa productiva -los que aún debemos forjarnos un patrimonio, un proyecto vida-, estamos llamados a ser más que actores pasivos, pues de nuestro grado de participación depende el rumbo que seguiremos como país, el cual incide directamente en el campo de lo individual. En todo esto la información ampliamente documentada, el periodismo de análisis crítico y la síntesis reflexiva de todos estos datos, serán las herramientas fundamentales con que los jóvenes contaremos para acometer esta importante empresa.

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