

Tan empequeñecida que por voluntad propia ha llegado a ser --no sólo inspiración de caricaturistas-- hace difícil escribir sobre lo importante y acaba por ganar la partida la nota chusca que es lo único que con certeza proporciona, día a día, la clase política mexicana y también la rica dueña de la gran empresa.
Y, sí, Sarkozy es un frívolo. Es de derecha ¿qué esperaban? No bien acabado de llegar se casaba con la primera guapa modelo que se cruzó por su camino a la Presidencia. Sarkozy es francés y no olvidemos que Francia es el país en cuyos campos de concentración hacinaban a los republicanos españoles que se veían obligados a salir de su patria perseguidos por Franco que, con la ayuda de Hitler, Mussolini y otros fascistas, también franceses, se apoderaban de la Península Ibérica. No olvidemos que los campos de concentración, y lo sé de cierto, más allá de que esté documentado por la historia, porque en uno de ellos estuvieron recluidos mi padre y un tío, donde los franceses metían a los republicanos españoles no le pedían tampoco nada a aquellos donde los alemanes metían a los judíos. Como Guantánamo no les pide tampoco nada a los anteriores. Pero Sarkozy, aprovechando una visita de Estado u organizándola para eso, cumpliendo con su deber como Presidente de Francia, vino a pedir por una compatriota, debido a las brutalidades cometidas por las instancias mexicanas para entorpecer la justicia.
En tanto que la exigencia de Alejandro Martí --y de otros muchos-- para que no se regrese a Cassez “por el temor de que pueda quedar libre en su patria” refleja la vocación de venganza que ha suplido, en los mexicanos, la vocación de Justicia.
“Que pague, aunque sea Cassez, por el homicidio impune de su hijo”, es el obvio pensamiento, que mueve a Martí a declarar a diestra y siniestra. “Que pague la extranjera por los agravios que los mexicanos sufrimos cada día a cuenta de la IMPUNIDAD que impera” es el pensamiento mayoritariamente del resto ocupado de esa chorrada, como si a final de cuentas oscureciera aunque sea por unos días los reales inmensos problemas que enfrentamos los mexicanos. Y el trabajo, que tendría que ocuparnos a todos, aunque sea a toro tan pasado, para rescatar lo que se pueda del aparato impartidor de justicia, inexistente en México de los pies a la cabeza, queda olvidado.
Qué importancia puede tener el que se entregue a una francesa, por muy secuestradora que sea. Sobre lo que además nadie tiene la certeza porque a lo mejor es otro chivo expiatorio, acomodado a modo, como el show mediático, por García Luna.
Qué importancia frente a los ejecutados impunemente cada día y frente a los “levantados” que tampoco sabemos incluso cuántos no son desaparecidos políticos o frente a cada mexicano impunemente torturado. Qué importancia frente a los nombramientos del fascismo usurpador de sujetos impresentables claramente involucrados para afianzar el narcoestado mexicano que como una maldición se ciñe sobre el pueblo mexicano.
También en eso se equivoca usurpador Calderón. La mala imagen de México la crea usted con sus actos y no la revista Forbes al consignar lo que con toda seguridad sabe de cierto: que los narcos en México tienen permiso para aspirar incluso a convertirse en los hombres más ricos del mundo y si caen presos, no deben preocuparse, que las panistas autoridades mexicanas sirven también para abrirles las puertas del presidio.