
08 May 2009
No importa que las cifras indiquen lo contrario. El gobierno mexicano ya ganó la batalla contra el temible virus H1N1. El mundo entero está salvado.
Los mexicanos ya nos dimos cuenta que la Virgen de Guadalupe no es la única que hace milagros. Aparentemente, el gobierno mexicano ya aprendió a hacerlos, aunque con alguna falla, por supuesto.
Y es que cuando uno recorre las calles del Distrito Federal, da la impresión que eso del peligro de una epidemia mortal del virus H1N1, o fue una exageración, o de plano desapareció como producto de un milagro.
Lo de la exageración está descartado, porque el gobierno mexicano nunca se equivoca, con todo y que los reportes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) revelan que la epidemia ya está presente en 25 países y seguirá creciendo.
Lo que nos llevaría a plantearnos la segunda hipótesis: la del milagro. Porque es difícil entender cómo prácticamente en una semana a los mexicanos se nos quitó el miedo. Y que ya no hay razones para pensar que uno pudiera ser víctima del tan temido virus.
Y es que desde el miércoles pasado, el día del regreso del mega puente oficial decretado por el gobierno del presidente Calderón, se volvieron a ver las típicas escenas de cualquier día de trabajo en el DF.
Los microbuses iban abarrotados. Lo mismo sucedió con el metro y el metro bus.
Y no sólo eso. La recuperación fue tan dinámica y sorprendente que ayer jueves cambió de color el semáforo que inventó Marcelo Ebrard para medir la peligrosidad viral.
En la capital del país, del naranja pasamos al amarillo, con todo y que el propio Jefe de Gobierno del DF había declarado que se mantendría el color naranja mientras siguiéramos en la fase cinco decretada por la OMS.
Por lo tanto, desde ayer quedaron autorizadas la reaperturas de estadios de futbol, cines, teatros, antros, cantinas, bares y hasta billares.
¿Qué había pasado? ¿El virus había desapareció? ¿Ya no habría mas contagios ni muertes?
La génesis del milagro
El viernes pasado las calles del DF amanecieron desiertas.
Casi nadie salió de sus casas. Era como si la gente tuviera miedo de encontrarse en la esquina con el ángel exterminador disfrazado de virus.
Durante el segundo día del retiro forzoso, nos enteramos que en el extranjero se nos empezaba a ver como una especie de bicho raro; peligroso y contagioso.
Algunos gobiernos como el de Cuba, Argentina y Perú simplemente tomaron sus providencias. No permitieron el arribo de aviones mexicanos.
Hasta los pobres haitianos, “muertos de hambre” como ahora les dice el presidente, se negaron a recibir las 70 toneladas de ayuda que les mandamos por barco.
Otros gobiernos, como el de China, simplemente confinaron por siete días a los mexicanos que habían aterrizado en su país. Por sospechosos. Tal y como se hace en México, que se arraiga a personas sin prueba alguna, mientras se les encuentran o se les fabrican pruebas.
El turismo prácticamente había huido del país. Los cruceros ya no tocarían las costas mexicanas.
Todo indicaba que aquel mega puente nos empezaba a salir muy caro.
Sin embargo, eso no era lo peor de todo.
Lo realmente grave fue cuando, ese mismo sábado, funcionarios de la OMS informaron que había notificado a México en dos ocasiones sobre casos inusuales de neumonía.
Lo habían hecho desde el 11 de abril, y aquí no se había hecho nada.
Y eso no era todo, porque además cinco días después se había vuelto a ignorar una nueva alerta sobre un caso ocurrido en Oaxaca.
La critica no venía de López Obrador. Las declaraciones eran de Michael Ryan, director de la división de la OMS para la Alerta y Respuesta Global.
"No criticaré al Gobierno de México; ya está enfrentando una compleja situación y una difícil pandemia", dijo.
Y eso fue realmente lo inaceptable para el gobierno. Lo que prendió la luz de alerta en los Pinos. Había que abandonar rápidamente el banquillo de los acusados, para pasar a ocupar el lugar el de los héroes y el de los honestos.
Por eso en Los Pinos se tomó la decisión de que el Canal del Gobierno, mandara a Adriana Pérez Cañedo a que entrevistara al presidente Felipe Calderón.
Domingo de resurrección
Lo urgente y prioritario era responderle a los funcionarios de la OMS que acusaban a México de indolencia y negligencia al dar la señal de alerta. Eso sí, sin pelearse con dicha organización internacional.
Y por ahí comenzó el presidente Calderón su entrevista oficial:
Leer Nota AQUI
Los mexicanos ya nos dimos cuenta que la Virgen de Guadalupe no es la única que hace milagros. Aparentemente, el gobierno mexicano ya aprendió a hacerlos, aunque con alguna falla, por supuesto.
Y es que cuando uno recorre las calles del Distrito Federal, da la impresión que eso del peligro de una epidemia mortal del virus H1N1, o fue una exageración, o de plano desapareció como producto de un milagro.
Lo de la exageración está descartado, porque el gobierno mexicano nunca se equivoca, con todo y que los reportes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) revelan que la epidemia ya está presente en 25 países y seguirá creciendo.
Lo que nos llevaría a plantearnos la segunda hipótesis: la del milagro. Porque es difícil entender cómo prácticamente en una semana a los mexicanos se nos quitó el miedo. Y que ya no hay razones para pensar que uno pudiera ser víctima del tan temido virus.
Y es que desde el miércoles pasado, el día del regreso del mega puente oficial decretado por el gobierno del presidente Calderón, se volvieron a ver las típicas escenas de cualquier día de trabajo en el DF.
Los microbuses iban abarrotados. Lo mismo sucedió con el metro y el metro bus.
Y no sólo eso. La recuperación fue tan dinámica y sorprendente que ayer jueves cambió de color el semáforo que inventó Marcelo Ebrard para medir la peligrosidad viral.
En la capital del país, del naranja pasamos al amarillo, con todo y que el propio Jefe de Gobierno del DF había declarado que se mantendría el color naranja mientras siguiéramos en la fase cinco decretada por la OMS.
Por lo tanto, desde ayer quedaron autorizadas la reaperturas de estadios de futbol, cines, teatros, antros, cantinas, bares y hasta billares.
¿Qué había pasado? ¿El virus había desapareció? ¿Ya no habría mas contagios ni muertes?
La génesis del milagro
El viernes pasado las calles del DF amanecieron desiertas.
Casi nadie salió de sus casas. Era como si la gente tuviera miedo de encontrarse en la esquina con el ángel exterminador disfrazado de virus.
Durante el segundo día del retiro forzoso, nos enteramos que en el extranjero se nos empezaba a ver como una especie de bicho raro; peligroso y contagioso.
Algunos gobiernos como el de Cuba, Argentina y Perú simplemente tomaron sus providencias. No permitieron el arribo de aviones mexicanos.
Hasta los pobres haitianos, “muertos de hambre” como ahora les dice el presidente, se negaron a recibir las 70 toneladas de ayuda que les mandamos por barco.
Otros gobiernos, como el de China, simplemente confinaron por siete días a los mexicanos que habían aterrizado en su país. Por sospechosos. Tal y como se hace en México, que se arraiga a personas sin prueba alguna, mientras se les encuentran o se les fabrican pruebas.
El turismo prácticamente había huido del país. Los cruceros ya no tocarían las costas mexicanas.
Todo indicaba que aquel mega puente nos empezaba a salir muy caro.
Sin embargo, eso no era lo peor de todo.
Lo realmente grave fue cuando, ese mismo sábado, funcionarios de la OMS informaron que había notificado a México en dos ocasiones sobre casos inusuales de neumonía.
Lo habían hecho desde el 11 de abril, y aquí no se había hecho nada.
Y eso no era todo, porque además cinco días después se había vuelto a ignorar una nueva alerta sobre un caso ocurrido en Oaxaca.
La critica no venía de López Obrador. Las declaraciones eran de Michael Ryan, director de la división de la OMS para la Alerta y Respuesta Global.
"No criticaré al Gobierno de México; ya está enfrentando una compleja situación y una difícil pandemia", dijo.
Y eso fue realmente lo inaceptable para el gobierno. Lo que prendió la luz de alerta en los Pinos. Había que abandonar rápidamente el banquillo de los acusados, para pasar a ocupar el lugar el de los héroes y el de los honestos.
Por eso en Los Pinos se tomó la decisión de que el Canal del Gobierno, mandara a Adriana Pérez Cañedo a que entrevistara al presidente Felipe Calderón.
Domingo de resurrección
Lo urgente y prioritario era responderle a los funcionarios de la OMS que acusaban a México de indolencia y negligencia al dar la señal de alerta. Eso sí, sin pelearse con dicha organización internacional.
Y por ahí comenzó el presidente Calderón su entrevista oficial:
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